miércoles, enero 24, 2007

Amplio despliegue para remolcar un buque que encalló con 38.500 toneladas de carbón

La Capitanía Marítima y Salvamento Marítimo dirigieron durante 20 horas las maniobras El carguero se salió del canal de entrada, a dos millas de la bocana del puerto de Cádiz
SILVIA TUBIO/CÁDIZ

Un gigante de los océanos pasó por serios apuros al quedar su casco parcialmente enterrado en un fondo de arena y rocas a dos millas de la bocana del puerto de Cádiz. El carguero Ocean Globe, que navega bajo pabellón de Bahamas y había zarpado de Houston (Estados Unidos), tenía previsto su atraque en el muelle de La Cabezuela en la noche del pasado lunes, pero sobre las 23.15 horas quedó encallado sin posibilidad de seguir su rumbo. Un error humano o un problema en la navegación llevó al buque a salirse de la canal de entrada, donde existe un calado de 13 metros para el tránsito de los barcos, y terminó por quedar embarrancado en las inmediaciones de la boya de balizamiento del Bajo Diamante, a un kilómetro y medio de la entrada del puerto de Cádiz. Su calado de 10,7 metros fue excesivo para una zona que apenas llega a los ocho metros de profundidad.

La Capitanía Marítima, apoyada en la Sociedad Estatal de Salvamento Marítimo, comenzaba una difícil operación para sacar el buque y redirigirlo de nuevo hacia la dársena de Puerto Real donde debía haber atracado. La primera decisión fue esperar a la pleamar de las seis de la mañana de ayer, confiando que al subir la marea el buque pudiera salir a flote ayudado por cuatro remolcadores que fueron enviados a la zona: el Sargazos, Sertosa 10, Rota y Adriático -todos con base en la provincia y pertenecientes a la sociedad estatal-.

Pese a la acción de estas naves y a que el nivel del mar subió unos tres metros y medio, el Ocean Globe se resistía. Así, se optó por buscar una segunda alternativa. A primera hora de ayer ya se conocía qué pasos se iba a seguir para sacar el barco hacia delante.

La siguiente intentona se programó para las seis de la tarde, coincidiendo con una nueva pleamar. Mientras transcurrían las horas, se fueron añadiendo más medios a un dispositivo cada vez más importante. Se pidió el refuerzo de un quinto remolcador, que iba a ser trasladado desde Almería, pero dada la premura Salvamento Marítimo puso en liza un quinto remolcador que tiene su base en el Estrecho -el Punta Tarifa-, ordenando a la otra embarcación que navegaba desde la costa almeriense que regresara.

Trasvase de fuel

Ante la posibilidad de que el segundo intento de remolcar el Ocean Globe fracasara, se planificó una tercera alternativa que consistía en vaciar los tanques de combustible del carguero para aligerarlo de peso; en total, el buque guardaba unas 600 toneladas de fuel. Para ello, una gabarra basada en Huelva fue incorporara también al operativo. Además, fueron traídas barreras de contención de un kilómetro para que la maniobra de trasvase se realizara sin riesgo de vertidos descontrolados. Este material fue traído desde Sevilla, ya que sólo los puertos que tienen refinerías o instalaciones similares cuentan con este tipo de medidas para contener fugas de material contaminante, tal es el caso de Algeciras.

Junto a los medios materiales, la Capitanía Marítima solicitó la colaboración del jefe de operaciones de este calibre en Galicia, una comunidad azotada por los derrames de fuel del ya tristemente conocido Prestige. En el caso de que la gabarra tuviera que succionar el combustible, este técnico especialista sería el encargado de supervisar la operación.

Una fisura

La Sociedad Estatal de Salvamento Marítimo, además, activó una de sus unidades de buceo, con sede en Alicante, con el fin de que pudieran revisar el casco del Ocean Globe. Al encallar en el fondo, cabía la posibilidad de que se hubiera abierto alguna vía por la que pudiera salir o combustible o incluso parte de la mercancía. Como la unidad de especialistas no podía ser activada al instante, mientras llegaban sus componentes a la provincia, vía área, Salvamento Marítimo contrató a una empresa afincada en la capital gaditana: Servicio Técnico Subacuático, que se encargó de hacer la primera inspección bajo el mar.

Durante el reconocimiento, los buzos detectaron golpes y bolladuras en el tercio delantero del buque y una fisura en el bulbo de proa, junto a uno de los tanques de lastre. Estos depósitos son compartimentos estancos que son utilizados para llenarlos o vaciarlos de agua marina con el fin de que la nave gane o pierda peso dependiendo de la maniobra.

Como la vía estaba situada por debajo de los tanques de fuel y de las bodegas, y fuera de su alcance, no había peligro inminente de fuga de combustible, pero cabía el riesgo de que el choque contra el fondo hubiera generado otros daños similares.

Los buzos que debían de llegar desde Alicante se incorporaron al dispositivo y se sumaron a la inspección bajo el mar. Además de la fisura, los submarinistas dieron con la posible solución para reflotar el barco.

La complicada maniobra consistía en sellar la vía y pasar el contenido del tanque de lastre situado más a poa al de popa para que el carguero ganara peso por su parte trasera. Con el barco levantado por delante, accionando sus motores y ayudado por seis remolcadores -además del Punta Tarifa también se incorporó el Sertosa 18-, el barco podría salir del banco y ser dirigido de nuevo hacia la canal de entrada con suficiente calado.

La investigación

Al final, ésta fue la solución para una emergencia que nació por causas que al cierre de esta edición no han sido esclarecidas. Según confirmaron fuentes de la Subdelegación del Gobierno, subsanado ya el problema sin que se produjera ningún percance mayor como un vertido, hoy mismo la Capitanía Marítima abrirá un proceso de carácter administrativo para saber qué pudo fallar cuando el Ocean Globe se salió de la canal tras una larga travesía sin escalas intermedias y a tan sólo dos millas de la bocana del puerto. Las mismas fuentes señalaron que es poco probable que el proceso que se inicie hoy termine en la vía penal dado que las consecuencias que ha traído consigo el accidente no han sido graves.

La tripulación que estuvo trabajando en el momento en el que el Ocean Globe se salió de su rumbo tendrán que declarar, al igual que el personal que estuvo implicado en las labores de auxilio. A partir de las seis de la tarde de ayer, el carguero comenzó a moverse y sobre las siete y media de la tarde llegaba a La Cabezuela, donde deberá permanecer atracado hasta que se subsanen los desperfectos.

stubio@lavozdigital.es

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